Hemos denunciado, en multitud de
ocasiones, que los trabajadores somos los que estamos soportando, en mayor
medida, los costes de una crisis generada y consentida por otros. Pero, además,
existen algunos colectivos de ciudadanos que están saliendo especialmente
perjudicados por las medidas neoliberales y de austeridad llevadas a cabo por
el Gobierno Central.
Desgraciadamente,
en una “posición de honor”, en este aspecto, se encuentran los jóvenes
andaluces que:
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Se
ven afectados por una subida de impuestos que no tiene en cuenta su menor poder
adquisitivo y que tienen que pagar igual que los que más tienen.
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Tampoco
pueden beneficiarse ya, en términos fiscales, del primer acceso a una vivienda
en régimen de venta, lo que dificulta, todavía más, la compra de la misma.
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La Reforma Laboral permite que los contratos de
formación, con menor remuneración, se prolonguen “indefinidamente” en el
tiempo.
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Sus
reducidas nóminas y el cambio de normativa convierten en irrisorias sus
indemnizaciones por despido.
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Son
los primeros en cualificación pero los últimos en tener un trabajo decente y un
salario digno.
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Están
padeciendo una tasa de paro de más del 63%, lo que se traduce en una cuestión
inasumible para cualquier sociedad.
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La
reducción de las políticas activas de empleo, la eliminación de cursos de
formación y el cierre de las Escuelas Taller y Casas de Oficio dificulta, aún
más, su más que difícil incorporación al mercado laboral.
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Tienen
más difícil poder recibir la ayuda del Plan Prepara (máximo 450 euros) al
haberse endurecido las condiciones para acceder a la misma.
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Se
quedan sin oposiciones a las que poder presentarse para acceder a un puesto de
trabajo ya que prácticamente han dejado de convocarse.
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Ven
como se reduce la calidad de una educación pública que intentan desmantelar en
beneficio de la privada (reducción de profesorado, hacinamiento en las aulas,
etc.) y, de esta forma, comprometiendo gravemente su futuro personal y laboral.
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Quieren
aplicar una contrarreforma educativa más propia de regímenes pasados que de un
Estado democrático que no hará más que incrementar el fracaso escolar.
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Suben
el precio de sus matrículas universitarias intentando que la formación se
convierta en un bien de lujo sólo al alcance de los ricos.
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Les
niegan o les reducen drásticamente sus becas (libros, transporte, comedores…) dificultando
a los hijos de los trabajadores que puedan acceder a la educación.
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Ven
como desaparece la Renta Básica
de Emancipación (210 euros), lo que les
dificulta, aún más, el poder emprender un proyecto de vida independiente.
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Los
criminalizan cuando salen a la calle a ejercer su derecho a protestar contra
las medidas del Gobierno.
AL FINAL, TODAS ESTAS MEDIDAS SE TRADUCEN EN:
Algunos
ejemplos de lo que está suponiendo este ataque frontal contra los jóvenes son
los siguientes:
LAS CONSECUENCIAS
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LAS CIFRAS EN ANDALUCÍA DESDE EL INICIO DE LA CRISIS
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Los parados menores de 25 años crecen de manera alarmante. Actualmente ascienden a 238.700
desempleados, cifra que nunca antes se había alcanzado.
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127.700 parados más
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La tasa de paro de los jóvenes, inasumible. Son uno de los sectores de la
población más castigados por la crisis. Tienen una gran dificultad para
insertarse y mantenerse en el mercado laboral. La situación es bien clara: no
se les ofrece ningún futuro.
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63%
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% de contratos temporales sobre el total de la contratación. La reforma laboral, lejos de
solucionar los problemas del mercado de trabajo, los ha agravado. La
precariedad es mayor y la calidad del empleo existente es ínfima: la menor
duración de los contratos y las condiciones en las que se formalizan, suponen
una merma en las condiciones de trabajo. La práctica totalidad de contratos
que se realizan a jóvenes son temporales.
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De cada 100 contratos realizados,
98 son temporales
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Puestos de trabajo destruidos en
los jóvenes menores de 25 años. La reforma laboral, además de destruir empleo, ha
precarizado el existente y ha empeorado la situación económica.
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238.000 empleos destruidos
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